GESTION CULTURAL
La gestión
cultural es aquella labor profesional de quienes ponen en contacto a la cultura
con la sociedad y no lo hacen como críticos o como educadores, sino a través de
una programación cultural y unos proyectos culturales. Esto puede suceder de
muchas maneras: fomentando la participación en actividades culturales,
gestionando proyectos que nacen desde la iniciativa ciudadana, ayudando a
desarrollar las posibilidades culturales de un grupo determinado, etc.
Conjunto de
estrategias utilizadas para facilitar un adecuado acceso al patrimonio cultural
por parte de la sociedad. Estas estrategias contienen en su definición una
adecuada planificación de los recursos económicos y humanos, así como la
consecución de unos claros objetivos a largo y corto plazo que permitan llevar
a cabo dicha planificación. La gestión cultural ha de redundar necesariamente
en el progreso general de la sociedad, teniendo como principios prioritarios el
de servir como instrumento fundamental para la redistribución social y para el
equilibrio territorial.
El gestor
cultural, como técnico de cultura, se encuentra por tanto en el difícil plano
que existe entre la política cultural y la población receptora de esa política.
Tres pilares en la Gestión Cultural:
- Apoyo de lo público (lo colectivo).
- Modelo de desarrollo determinado.
- Trabajo por la autenticidad.
La gestión
cultural hasta hace poco se denominaba ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL, término que
actualmente podemos definir como: Conjunto de acciones realizadas por
individuos, grupos o instituciones, en el marco de un territorio concreto,
sobre una comunidad o sector de la misma, con la finalidad principal de
favorecer la participación activa de sus integrantes en el proceso de su propio
desarrollo social y cultural.
MODELOS AGENDA CULTURAL
Podríamos definirlos del siguiente modo:
Mecenazgo y protección del patrimonio: En España este modelo estatal de
política cultural se mantiene desde mediados del s. XIX a mediados del s.XX se
centra en el concepto de Alta Cultura, caracterizándose por el apoyo a la
creación artística y por la tutela de las grandes obras patrimoniales.
Democratización de la cultura: A partir de 1950, con el Estado de
Bienestar, la cultura comienza a entenderse como servicio público. Esto se
traduce institucionalmente en la difusión de la Alta Cultura. Las grandes
líneas de actuación serán entonces; la preservación del patrimonio, la creación
de nuevo patrimonio, el acceso a la cultura. Fundamental es en este momento la
descentralización de las políticas patrimoniales, que posibilitan el acceso de
la ciudadanía a los bienes y servicios culturales. Como consecuencia de esto se
crean equipamientos culturales descentralizados y polivalentes, fomentándose el
acceso y la participación ciudadana en los mismos.
Democracia Cultural: En la década de los sesenta las políticas públicas
añaden al concepto tradicional de cultura el reconocimiento de que lo plural y
colectivo en la sociedad también forman parte de ella (cultura de masas,
basadas en la industria cultural, cultura popular tradicional, cultura de lo
cotidiano). Se comienza entonces a hablar de culturas y se desarrollan las
estrategias de fomento para hacer posible una mayor implicación de las
iniciativas privadas en los proyectos públicos, abriéndose nuevas vías
expresivas y de participación ciudadana de una forma organizada.
Mercantilismo: En la década de los noventa se establecen criterios de
rentabilidad económica en las políticas culturales tanto privadas como
públicas, convirtiendo la cultura en una excusa y recurso para ser explotado.
Estrategias
La gestión de la cultura debe generar estrategias que respondan a la
posibilidad de definir herramientas o instrumentos de validez universal, de
modo que actualmente se establecen tres tipos de líneas estratégicas en
gestión:
Formación de creadores, públicos y mediadores.
Difusión cultural, que actúa en dos direcciones: acciones descentralizadas
para acercar la cultura a la ciudadanía y fidelización de los públicos.
Apoyo a la creación artística.
Las tres deben ser complementarias en cualquier política cultural (pública
o privada) y no deben sobre dimensionarse porque son dependientes entre sí.
Importancia
El gestor cultural está en un lugar determinado, en una institución, en una
comunidad. Su labor contribuye a hacer siempre presente una determinada parte
de la cultura en ese lugar específico. Cultura siempre significa “valores”,
“actitudes”, “visión del mundo”. Por lo tanto, contribuye a hacer presente esos
valores, esa visión del mundo, que van marcando la mentalidad en ese lugar en
ese momento histórico. Por otro lado, puede contribuir a crear una “sociedad
cultural”, una sociedad que aprecie la cultura, que aprecie el patrimonio, que
se dé cuenta de que vivir la cultura es un aparte importante de la calidad de
vida.
Comentarios
Publicar un comentario